Cuando supe de la muerte de Carlos Cano lo sentí y me emocioné. Ya había tenido algún serio aviso para su corazón pero lo había superado. Quién sabe cuantas canciones-coplas nos habría regalado todavía de haber sobrevivido. A Carlos Cano, al que consideraba un cantautor más de la pléyade que surgió a comienzos de la transición, lo había visto en carteles anunciadores de recitales en colegios mayores, pero como yo ya tenía bastante con "mi Labordeta", me pasó bastante desapercibido. De alguna manera, resurgió con una fuerza tremenda acompañándome en el 88 camino de Lisboa con "María la portuguesa". Algún mes mas tarde pude verlo actuar en directo en las murallas romanas durante las fiestas del Pilar. En aquel tiempo comenzaba mi andadura junto a Mapi y pasó a formar parte de la banda sonora de aquella época. A partir de entonces, lo he escuchado con frecuencia y muchas de sus canciones han pasado a formar parte del catálogo de mis "imprescindibles". La de esta entrada, la descubrí en un viaje junto al mar. Las notas del saxo crean una atmósfera tan íntima y mágica que resulta casi imposible no dejarse arrastrar y decirle a la mujer de tus sueños: "habibi", te quiero.
Letra
Te conocí de noche en la ciudad de la adelfa blanca, por la calle dormida donde los hombres muerden las flores. Yo cantaba al diablo con la darbuka por la muralla y andaba como un gato por la medina de Marrakesh.
Estabas tan vistosa y yo tan loco de madrugada buscando entre las sombras la melodía de los recuerdos, en aquella taberna donde la luna sólo era un sueño, el sueño que tu boca contra mi boca puso de pie.
¡Ay! como una estrella, ¡ay! cayó del cielo, ¡ay! con dos palabras: Habibi. Te quiero.
Y todo el mar dentro de ti. Y todo el mar fuera de mí.
Quien tiene prisa muere, canta la luna por el desierto. Yo lo aprendí en tu boca en una noche turbia de besos buscando en la Medina el corazón de la adelfa blanca por la calle dormida donde tus ojos yo me encontré.
Si hay algún músico español que ocupa una ancha franja de la banda sonora de nuestra vida (la vida de los boomers o por lo menos de la mía) es, sin duda alguna, Joan Manuel Serrat. Lo comencé a descubrir y a disfrutar en 1969 con su disco dedicado a Antonio Machado, aunque ya sabía de él por el "affaire" de Eurovisón y la canción "La, La, La". Yo andaba entonces por los trece o catorce años. Vino después el viaje de estudios de sexto de bachiller acompañados por "Mediterraneo", pero entre medio ya se habían colado canciones tan míticas y entrañables como casi todas las de los LP's "La Paloma" y "Mi niñez". En estos discos están "Tu nombre me sabe a yerba", una canción de amor tan fresca como una cascada en Ordesa, o "Poema de amor", un derroche de ternura que nos versionaba Ángel o aquella que, sin saberlo, nos hacía cómplices de Pijoaparte soñando con esa "Muchacha típica" que estaba tan lejos de nuestro alcance. Después, mientras íbamos creciendo, Serrat seguía componiendo canciones que se iban almacenando junto a todos los recuerdos tan imborrables de la juventud.
Comencé a descubrir no mucho más tarde al Serrat cantando en catalán, ahí están las vitalistas "Cançó de Matinada" y "Ara Que Tinc Vint Anys", tan extraordinarias como las que interpretaba en su lengua materna. El LP "Serrat 4 (20 de Març)", que me grabé en el colegio Mayor, lo escuché una vez y otra también, casi al mismo tiempo que "Para piel de manzana". No me quiero olvidar de "Penélope" que sonaba en la sinfonola del desaparecido Bar Tirol los domingos de retirada acompañando el bocadillo de tortilla de patata. Tampoco de "Decir amigo", la canción que cerraba el homenaje que nos hicimos los amigos de siempre cuando cumplimos los cincuenta. A "Mi niñez" siempre le agradeceré que me pueda transportar a la infancia perdida pero fácilmente evocada cuando la escucho.
Con el tiempo Serrat seguía componiendo e hizo muy buenas canciones, pero nosotros ya no éramos los mismos, ya no éramos aquellas esponjas que todo lo absorbían. "Hoy puede ser un gran día" estaba bien, pero tuvo la desgracia de ser demasiado "utilizada" para levantar los ánimos del personal. Poco a poco íbamos perdiendo la pista a Serrat, ya no nos sorprendía con sus novedades, ya hacía algún tiempo que habíamos perdido la inocencia y comenzábamos a estar de vuelta. Publicó "El Sur También Existe", que no puede compararse con los discos dedicados a Machado y a Miguel Hernández. Sin embargo, la poesía de Benedetti conectaba con nuestra "incipiente madurez" y nos gustaban aquellos juegos de palabras: "¿y por qué no te quedas? no me lo digas dos veces ¿y por qué no te quedas?".
Serrat hasta hoy ha seguido componiendo, cantando y haciendo giras. El día menos pensado desaparecerá y le lloraremos, estoy seguro de ello. Hemos tenido una inmensa suerte de que nos haya acompañado tanto tiempo y de que todavía viva. Serrat, para muchos boomers, ya forma parte de nuestro ADN (ya sé que suena horrible, pero...).
De tantas canciones, he elegido para esta entrada una canción en catalán: "Pare" porque ha sido la última canción de Serrat que, a pesar de estar compuesta en 1973, me emocionó no hace demasiado tiempo.
Pare
Pare Digueu-me què Li han fet al riu Que ja no canta Rellisca com un barb Mort sota un pam D'escuma blanca Pare El riu ja no és el riu Pare Abans que torni l'estiu Amagui tot el que és viu
Pare Digueu-me què Li han fet al bosc Que no hi ha arbres A l'hivern No tindrem foc Ni a l'estiu lloc On aturar-nos Pare El bosc ja no és el bosc Pare Abans de que no es faci fosc Ompliu de vida el rebost
Sense llenya I sense peixos, pare Ens caldrà cremar la barca Llaurar el blat per les enrunes, pare I tancar amb tres panys la casa I deia vostè
Pare Si no hi ha pins No es fan pinyons Ni cucs, ni ocells Pare On no hi ha flors No es fan abelles Cera, ni mel Pare Que el camp ja no és el camp Pare Demà del cel plourà sang El vent ho canta plorant
Pare Ja són aquí Monstres de carn Amb cucs de ferro Pare No, no tingeu por Digueu que no Que jo us espero Pare Que estan matant la terra Pare Deixeu de plorar Que ens han declarat la guerra
Padre (traducción)
Padre Decidme qué Le han hecho al río Que ya no canta Resbala como un barbo Muerto bajo un palmo De espuma blanca Padre Que el río ya no es el río Padre Antes de que vuelva el verano Esconda todo lo que tiene vida
Padre Decidme qué Le han hecho al bosque Que no hay árboles En invierno No tendremos fuego Ni en verano sitio Donde resguardarnos Padre Que el bosque ya no es el bosque Padre Antes de que oscurezca Llenad de vida la despensa
Sin leña y sin peces, padre Tendremos que quemar la barca Labrar el trigo entre las ruinas, padre Y cerrar con tres cerraduras la casa Y decía usted
Padre Si no hay pinos No se hacen piñones Ni gusanos, ni pájaros Padre Donde no hay flores No hay abejas Ni cera, ni miel Padre Que el campo ya no es el campo Padre Mañana del cielo lloverá sangre El viento lo canta llorando
Padre Ya están aquí Monstruos de carne Con gusanos de hierro Padre No tengáis miedo Decid que no Que yo os espero Padre Que están matando la tierra Padre Dejad de llorar Que nos han declarado la guerra