Si hay algún músico español que ocupa una ancha franja de la banda sonora de nuestra vida (la vida de los boomers o por lo menos de la mía) es, sin duda alguna, Joan Manuel Serrat. Lo comencé a descubrir y a disfrutar en 1969 con su disco dedicado a Antonio Machado, aunque ya sabía de él por el "affaire" de Eurovisón y la canción "La, La, La". Yo andaba entonces por los trece o catorce años. Vino después el viaje de estudios de sexto de bachiller acompañados por "Mediterraneo", pero entre medio ya se habían colado canciones tan míticas y entrañables como casi todas las de los LP's "La Paloma" y "Mi niñez". En estos discos están "Tu nombre me sabe a yerba", una canción de amor tan fresca como una cascada en Ordesa, o "Poema de amor", un derroche de ternura que nos versionaba Ángel o aquella que, sin saberlo, nos hacía cómplices de Pijoaparte soñando con esa "Muchacha típica" que estaba tan lejos de nuestro alcance. Después, mientras íbamos creciendo, Serrat seguía componiendo canciones que se iban almacenando junto a todos los recuerdos tan imborrables de la juventud.
Comencé a descubrir no mucho más tarde al Serrat cantando en catalán, ahí están las vitalistas "Cançó de Matinada" y "Ara Que Tinc Vint Anys", tan extraordinarias como las que interpretaba en su lengua materna. El LP "Serrat 4 (20 de Març)", que me grabé en el colegio Mayor, lo escuché una vez y otra también, casi al mismo tiempo que "Para piel de manzana". No me quiero olvidar de "Penélope" que sonaba en la sinfonola del desaparecido Bar Tirol los domingos de retirada acompañando el bocadillo de tortilla de patata. Tampoco de "Decir amigo", la canción que cerraba el homenaje que nos hicimos los amigos de siempre cuando cumplimos los cincuenta. A "Mi niñez" siempre le agradeceré que me pueda transportar a la infancia perdida pero fácilmente evocada cuando la escucho.
Con el tiempo Serrat seguía componiendo e hizo muy buenas canciones, pero nosotros ya no éramos los mismos, ya no éramos aquellas esponjas que todo lo absorbían. "Hoy puede ser un gran día" estaba bien, pero tuvo la desgracia de ser demasiado "utilizada" para levantar los ánimos del personal. Poco a poco íbamos perdiendo la pista a Serrat, ya no nos sorprendía con sus novedades, ya hacía algún tiempo que habíamos perdido la inocencia y comenzábamos a estar de vuelta. Publicó "El Sur También Existe", que no puede compararse con los discos dedicados a Machado y a Miguel Hernández. Sin embargo, la poesía de Benedetti conectaba con nuestra "incipiente madurez" y nos gustaban aquellos juegos de palabras: "¿y por qué no te quedas? no me lo digas dos veces ¿y por qué no te quedas?".
Serrat hasta hoy ha seguido componiendo, cantando y haciendo giras. El día menos pensado desaparecerá y le lloraremos, estoy seguro de ello. Hemos tenido una inmensa suerte de que nos haya acompañado tanto tiempo y de que todavía viva. Serrat, para muchos boomers, ya forma parte de nuestro ADN (ya sé que suena horrible, pero...).
De tantas canciones, he elegido para esta entrada una canción en catalán: "Pare" porque ha sido la última canción de Serrat que, a pesar de estar compuesta en 1973, me emocionó no hace demasiado tiempo.
Pare
Digueu-me què
Li han fet al riu
Que ja no canta
Rellisca com un barb
Mort sota un pam
D'escuma blanca
Pare
El riu ja no és el riu
Pare
Abans que torni l'estiu
Amagui tot el que és viu
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