11 junio 2025

20 de abril


Eran los tiempos de la Covid cuando descubrí esta canción. Estábamos confinados y teletrabajábamos desde casa. A alguien se le ocurrió, ese 20 de abril de 2020, poner en común la canción de Celtas Cortos. No le di imporancia hasta que oí que, en ella, se mencionaba la cabaña del Turmo. Una cosa llevó a la otra y, enseguida, me trasladé a aquellos veranos que pasábamos en Castejón de Sos y a cuando, en una de las  excursiones por el valle de Estós, llegamos con los chicos, todavía pequeños, hasta la cabaña del Turmo. No pude, por menos, que buscar una "vieja" foto, tomada cerca de este lugar, y, no exento de postureo, mostrarla al chat, dando a entender que también había estado allí. Yo, que lo guardo casi todo, no retuve las conversaciones que se produjeron en torno a esta canción, pero si el recuerdo de aquellos días de confinamiento en los que nos mostrábamos, desde la distancia, agazapados detras de nuestras cámaras. Fueron dias de muchos mensajes y reuniones colectivas, pero tambien de conversaciones privadas. Tal vez nunca nuestra intimidad, y la de nuestros hogares, se puso tan en evidencia como en aquel tiempo. Por ello, cuando escucho esta canción, además de Estós, también resuena en mi cabeza aquellos días tan extraños.

Letra 

20 de abril del 90Hola Chata, ¿cómo estás?¿Te sorprende que te escriba?Tanto tiempo, es normal
Pues es que estaba aquí soloMe había puesto a recordarMe entró la melancolíaY te tenía que hablar
¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?Las risas que nos hacíamos antes todos juntosHoy no queda casi nadie de los de antesY los que hay han cambiado
Han cambiado, sí
Pero bueno, ¿tú qué tal?, diLo mismo hasta tienes críos¿Qué tal te va con el tío ese?Espero sea divertido
Yo, la verdad, como siempreSigo currando en lo mismoLa música no me cansaPero me encuentro vacío
¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?Las risas que nos hacíamos antes todos juntosHoy no queda casi nadie de los de antesY los que hay, han cambiado
Han cambiado, uh
Bueno, pues ya me despidoSi te mola, me contestasEspero que mis palabrasDesordenen tu conciencia
Pues nada chica, lo dichoHasta pronto, si nos vemosYo sigo con mis cancionesY tú sigue con tus sueños
¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?Las risas que nos hacíamos antes todos juntosHoy no queda casi nadie de los de antesY los que hay han cambiado

Han cambiado, sí


Podría terminar aquí mi comentario sobre "20 de abril", sin embargo, cada vez que la escucho, me revuelve un poco los recuerdos y me lleva hasta el grupo de música celta Gwendal actuando en el Johnny, o a la "Carta de amor" de Ixo Rai cantada por María José Hernandez. Imágino al autor de la canción escribiendo una carta llena de nostalgia a una mujer de la que estuvo enamorado. Ella, sin embargo, tomó otro camino acompañada por un "tío" del que espera que al menos sea divertido (es su único consuelo). Una mujer soñadora, cuyos sueños no pudo compartir. También se acuerda de esos amigos con los que hizo muchas risas y con los que no podrá volver a reir porque no queda casi nadie y los que hay, han cambiado, han cambiado, si.

Es una carta triste porque habla de las cosas hermosas que no pudimos conseguir y de aquellas otras que tuvimos el placer de disfrutar pero que ya nunca volveran. Para mi también es triste porque Tacho, que aparecia en aquella "vieja" foto de la cabaña del Turmo que mostré el 20 de abril de 2020, ya no está.

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10 febrero 2025

Alas de seda

Estaba revisando fotografías de 1987 cuando recuperé imágenes de mis viajes junto a José Miguel Tabuenca ("Tabu"). Íbamos a visitar lugares insólitos donde algunas empresas, sin empacho alguno, habían tramitado solicitudes para instalar minicentrales hidroeléctricas. Uno de estos parajes era el barranco de Forcos situado en las proximidades de Bergua, un pequeño núcleo repoblado por neorrurales. José Miguel tenía una cultura músical que yo envidiaba. Durante el trayecto de aproximación al barranco por el que circulaban sus aguas libres y cristalinas, mi compañero iba poniendo canciones en el casette de su coche. Ésta era una de ellas. Compuesta por Joan Bibiloni, descubrí a un artista del que nunca había oido hablar hasta entonces. Ahora que vuelvo a revisitar el remoto barranco de Forcos con las fotos y mi memoria, me acuerdo de esta canción y de los tiempos en que todavía muchas cosas eran posibles. Afortunadamente, las aguas de Forcos siguen siendo libres, pero José Miguel ya no está y por el horizonte de la historia se avistan nubes demasiado negras.

Barranco de Forcos

INSTRUMENTAL

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