Hay en YouTube un video que selecciona, durante breves segundos, 100 piezas muy conocidas de música clásica. A partir de este video, con la mayoría de ellas (y alguna otra que no estaba incluida) construí una lista en Spotify. Hoy se me ha ocurrido escucharla en el coche (modo random) y, de pronto, ha sonado este vals. En ese momento, he pensado que era, con permiso de los señores Strauss, el mejor vals que he escuchado en mi vida. Y, aunque suene cursi, no he podido, por menos, que imaginar dos enamorados girando y girando mirándose a los ojos, deseando que nunca termine la melodía. Embarcados en un sueño sin fin donde sus almas se mecen suavemente mientras los compases de la música suenan y suenan. Sin embargo, el vals termina y el encanto desaparece. A pesar de ello, no es una mala receta para evadirse de las malas noticias durante los casi cuatro minutos que dura la pieza (aunque sea a solas).
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