Invierno del 69. Acabábamos de mudarnos de casa. Recién estrenado el piso de la calle Ávila, todavía quedaba todo el futuro Parque de Roma por construir. Muchas de las naves de la factoría de Escoriaza, ya vacías, aún permanecían en pie. La plaza de Roma era poco más que un proyecto en las oficinas del ayuntamiento y el lugar que hoy ocupa Mercadona estaba a caballo entre una tapia de la fabrica de vagones y la fugaz instalación de una atracción de autos de choque. Las Navidades, con sus vacaciones a la espalda, estaban al caer y a las seis de la tarde ya era prácticamente de noche. Hacia las siete comenzaba a sonar la sinfonola de la pista de coches para atraer a los viajeros. Aquel año, Fórmula V volvió a dar en la diana con un tema que sonaba sin parar entre el ruido que producían los encontronazos y la bocina que anunciaba el final de cada viaje. Como me pillaba al lado de casa, me acercaba a ver, con un poco de envidia, como disfrutaba la gente conduciendo aquellos vehículos de mentirijillas, pero, sobre todo, esperando volver a contemplar una muchacha que, con su trenca marrón, me hacía soñar un amor tan imposible como el del cuento de la canción que estaba escuchando.
Letra
Al terminar aquella fiesta,
te quise hablar, mas tu no estabas,
cenicienta se marchó
sin darme tiempo ni ocasión,
para hablarle de mi amor.
te quise hablar, mas tu no estabas,
cenicienta se marchó
sin darme tiempo ni ocasión,
para hablarle de mi amor.
Si nuestro amor se hiciera cuento,
si realidad las ilusiones,
seguiría siendo siempre
desde que te conocí,
cenicienta para mí.
si realidad las ilusiones,
seguiría siendo siempre
desde que te conocí,
cenicienta para mí.
No importará el vestido para estar bonita,
ni que no tengas los zapatos de cristal,
me bastará con el calor de tu sonrisa,
y con saber que para siempre me querrás.
ni que no tengas los zapatos de cristal,
me bastará con el calor de tu sonrisa,
y con saber que para siempre me querrás.
En un reloj darán las doce,
y llegará la media noche,
las estrellas seguirán
con su brillante resplandor,
alumbrando nuestro amor.
y llegará la media noche,
las estrellas seguirán
con su brillante resplandor,
alumbrando nuestro amor.
No importará el vestido para estar bonita,
ni que no tengas los zapatos de cristal,
me bastará con el calor de tu sonrisa,
y con saber que para siempre me querrás.
ni que no tengas los zapatos de cristal,
me bastará con el calor de tu sonrisa,
y con saber que para siempre me querrás.
Si nuestro amor se hiciera cuento,
si realidad las ilusiones,
seguiría siendo siempre
desde que te conocí,
cenicienta para mi,
cenicienta para mi,
cenicienta para mi.
si realidad las ilusiones,
seguiría siendo siempre
desde que te conocí,
cenicienta para mi,
cenicienta para mi,
cenicienta para mi.
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